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Los conocimientos y habilidades de una persona se nutren, en buena medida, de las experiencias vividas durante la primera etapa de la vida, desde que es un bebé y durante toda la etapa de la infancia. El desarrollo cerebral de un niño pequeño es esencial para su correcto crecimiento en el aspecto físico y cognitivo. Potenciar esta faceta supone un importante impulso para que el cerebro del pequeño se vaya formando en unas condiciones óptimas. La motivación se puede alcanzar por varias vías y encuentra una conexión especial cuando se utilizan juegos que estimulan la participación y el ingenio de los niños. 
Las acciones que implican el uso de la memoria pueden tener una consecuencia muy positiva sobre el desarrollo del pequeño. El clásico juego de ‘Encuentra las diferencias’ es una modalidad simple que ofrece esta posibilidad. Se muestran dos imágenes muy similares con un escenario familiar para el niño. No son iguales porque hay algunos detalles que marcan esas diferencias. El sujeto debe activar la concentración y mantener la paciencia para encontrar esas características distintas. Es un potenciador enorme de la capacidad visual y de la memoria. Otra de las actividades que ayuda a potenciar las habilidades de un menor es el relato de trabalenguas. Se trata de un juego de asociación en el que los niños tienen que ordenar frases y sílabas para recitar correctamente un mensaje. La dificultad estriba en diferentes complejidades lingüísticas que exigen una atención especial por parte del niño, que realiza así un ejercicio pedagógico y estimulador de la memoria.  
La habilidad visual de los niños también se fomenta mediante el recurso de una sopa de letras. El niño o la niña tiene que detectar palabras coherentes escondidas en un mar de letras, por lo que la exigencia se amplía a las habilidades de reacción y agilidad, que son capacidades que encuentran un alto nivel de aplicación en muchos aspectos de la vida cotidiana, tanto en las edades tempranas como en las adultas. 


Ejercicios para mayor edad

 
A medida que aumenta la edad del usuario, también aumenta la dificultad del ejercicio. El sudoku y el crucigrama son actividades que también se preparan para este tipo de público y que suponen un importante impulso para el desarrollo de las habilidades cognitivas y neurológicas. El sudoku se enmarca en la rama de las matemáticas y plantea la completación de una cuadrícula numérica. El participante pone en liza una gran dosis de concentración para buscar la fórmula correcta, lo que se traduce en un importante potenciador de la memoria e inteligencia. El crucigrama sigue una línea parecida, aunque con las palabras como protagonistas. Supone, además, una aproximación hacia conceptos y conocimientos nuevos que aportan una sesión de cultura. 
Uno de los juegos de asociación más populares que ayudan a reactivar la memoria es el que se refiere al listado de palabras. Tiene algunas variantes y la más popular consiste en elegir una letra y enumerar palabras que empiezan por dicha letra durante un tiempo determinado. Es una acción que mejora la capacidad de reacción de los participantes y que exige un repaso a los conocimientos adquiridos para dar la respuesta ganadora.