ME ABURRO

Iván, de diez años, y Nora, de seis, estaban discutiendo otra vez. Lea, de ocho, miraba a sus hermanos desde lo alto de la escalera. Como era la mediana, era un poco invisible en su familia. Se suponía que Leire, la canguro, debería intervenir. Pero Leire estaba de exámenes y les había dejado las tablets, y la tele y que hicieran lo que quisieran con tal de dejarla estudiar. Lo malo fue que, a los diez minutos, Nora había gritado con todas sus fuerzas: “¡No hay wiiiiiiifiiiiiii!”. ¿Qué iban a hacer sin wifi?